Después de casi cinco meses sin ganar, el equipo dirigido por Andrés "Anguila" Rub logró una tremenda goleada en casa por 9 a 0 sobre su simpático rival. Y los goles no tardaron en llegar: A los pocos minutos de empezado el partido el Chileno Fuks clavó las primeras dos pepas. El tercero y el cuarto los metieron Patitas Matarozzo y el Lorito Coifman, no se si respectivamente. Ya en el segundo tiempo y sin recordar el orden, debido a la cantidad de goles y al alcohol ingerido la noche anterior, el Scholem estiró la cuenta con dos goles del Camello Agustín, uno de Tchamí Da Silva (NdR: apodado así por un rival en medio del partido. “que bien definió, parece Tchamí”), uno del Metalero Mellada y uno de Vinchita de Rambo Schaarschmidt, de penal.
A los treinta y ocho minutos del segundo tiempo, con Scholem ganando por siete goles, el árbitro del encuentro, Pérez Garcíakovsky, intentó dar por finalizado el partido antes de tiempo, en lo que hubiese sido un episodio sin antecedentes en Facmma. “Tincho Buu Ber no quiere jugar más”, se excusó el juez. Los jugadores del equipo visitante se le fueron al humo y lo apagaron rápido: “Callate y seguí chupando” (NdR: dirigiendo). Algunos periodistas suponen que el árbitro habría tomado esta determinación porque ya no soportaba más la cantidad de mosquitos que había (NdR: 143 por metro cuadrado).
Sin embargo, el partido continuó y desde la tribuna local empezó a bajar el aliento y los festejos de los hinchas del azulgrana: “…que este año de Maturín, de Maturín, salió un nuevo campeón”, “…abrazado a la ilusión que me condena”, “…la algarabía por una campeonato y una vuelta más” y “Buuuuuuuuuuu Ber, Buuuuuuuuuuu Ber”. Este último trajo algunas controversias en el ambiente del fútbol. Un barra brava que no quiso revelar su identidad reconoció que ese no fue un canto ofensivo sino de compasión. “Yo estaba diciendo Buber”, aclaró.
Por Alejandro
“Maikel”
Wainstein
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