Era un domingo de sol. Caluroso, tranquilo, relajado. El contexto, en medio de una primavera que florece, se fundía en olor a asado. Tres viejos y un gordo en cuero llenaban la parrilla de chorizos, algún que otro pollo y numerosos pedazos de carne vacuna. Era difícil negarse a olfatear la belleza de un domingo celeste. Era inevitable admirar esa mollejita que, increíblemente, no estaba bañada en limón y a punto de entrar en mi boca.
"Dame un Ibupurac"
Schuliaquer
El primer partido no fue un canto al buen fútbol. Pero así es este deporte. Así son los grandes. Cuando no aparece el juego, se ponen el equipo al hombro. Cabecean con fuerza. Con ganas. Así fue Légolas. Con una cara que por suerte no tuvo repetición en el Slow High Definition, se elevó en el aire y, al igual que Da Vinci en su Gioconda o Monet con sus ninfas, destrozó los parámetros de verdad, ética y estética. Lo gritó desaforado. Ese número 23, similar a uno de los ladrones de Mi pobre angelito, fue la clave en una victoria que vale doble porque arrancó uno a cero abajo. De yapa, este crack que tiene el Scholem Aleijem utilizó short blanco. Y sí, es distinto. Después, el nuevo papá puso al equipo en ventaja y el Ari Fuks (cortando una sequía temerosa) liquidó el pleito. El triunfo no se festejó mucho. Y no es noticia. El equipo se acostumbró a ganar.
El Profesor Santuario. ¿Cómo no deleitarse con sus entradas en calor? Es cierto, hoy no hicimos “dos hileritas”, pero la presencia de este maestro de la Física Educativa le levantó el ánimo a un plantel que, si bien estaba motivado, necesitaba más que nunca de su Pumita. Amor, alegría y serenidad. Santiago Sebastián. No son dos nombres. Tampoco dos apellidos. Es un nombre (Santiago) y un apellido (Sebastián). Aclaradas las dudas, en esta época de prensa empresaria, me siento en el deber de comentar mi falta de objetividad en este tema. Comentado esto, no me queda más que decir que el Profesor Santuario, con un llamativo corte de pelo, armó una ronda alrededor de las pelotas que, aparentemente, llegó para quedarse. Y bienvenida sea. Sin hacer un ahogo, sin hacer extensas corridas, el plantel entró en un perfecto calor. La parrilla y el olor a perfume asadístico habían quedado atrás. Empezaba el partido de Primera. El resto es toriahis. Toriahis es historia.
Ah, me olvidaba. El 24, un pelado que juega de 3, clavó un golcito. El otro lo metió el Shanti. Daro y Nacho se fueron pintados de rojo. El resultado fue 2 a 2. Ahora, con seis bajas confirmadas y alguna que se puede sumar, Scholem va a El Venado en busca de los tres puntos.
Messidona. Pela Schuliaquer. Le metió un panzazo al insoportable 10 rival, se animó a pasar al ataque y desenfundó un misil para el 1-1. Además, aportó el toque emotivo de la tarde: con los ojos vidriosos, le dedicó el gol a su querida madre. Para terminar un domingo completo, dedicó una líneas para el blog ¿Asoma un nuevo mono?Rulitos Leónidas. En un duelo chato, rústico y enfermizamente aburrido, el cinco aportó un poco de luz y una entrega descomunal. Batalló casi en soledad en el mediocampo y su frentazo encabezó la remontada para el triunfo por 3-1. Como su Vélez, está con el ánimo por las nubes.
Fusetti. Gas Van Furman. Estuvo lejos de su mejor versión en un equipo que bajó considerablemente su rendimiento. Nunca pudo ser el nexo con Shanti ni logró elaborar juego con La Bruja Bersusky, su socio en otros duelos. Encima, se robó las últimas empanadas. Recargue pilas, Tailandés. Sholem las necesita.Yorugua Amigo. Al Charrúa no le salió ni la mitad de lo que ¿intentó?. Quiso buscar a sus compañeros por arriba, pero no levantó la bola más allá de los 30 centímetros. Encontró su lugar en el descanso y se quedó sentadito. “Eu, te salvé varias cuando venías con el freno de mano”, le recordó, con la mejor sonrisa, su ladero en la defensa.
Adonai. Fardi Faca. Jugó buena parte del partido en Reserva y fue uno de los pocos destacados del equipo. Le pidieron una mano en Primera y se quedó sin pensarlo ni un segundo. El encuentro se puso bravo, terminó con 9 jugadores por bando y no pudo entrar. Puso la mejor cara y ni se quejó. Aplausos!!
Fusetti. Pachorra Bisari. Se le soltó la cadena en una jugada que era para quedarse con un hombre más si impresentable (es decir, el árbitro) aplicaba el reglamento. Pero todo salió al revés. Daro quiso hacer justicia por mano propia, defendió al Laucha, pero vio la roja al igual que Nachito. Y Sholem perdió a sus dos centrales. Para sumar más problemas, Gonza Tinelli sigue en la enfermería y Stephen Gerard sumó su quinta amarilla.
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