Por
Federico
"Charrúa"
Amigo
“¿Sabés en qué cancha se juega”, preguntó uno de los Rub Boys. “En el estadio”, respondió el custodio Gorgory, y no estaba errado. En el deshabitado country - parece que los martes no hay tiempo para aislarse de la gran ciudad- lo único que rompía la tranquilidad nocturna eran los focos de iluminación de la cancha. Resplandecientes desafiaban al lóbrego paisaje y convidan a vivir una noche pletórica de fútbol. Césped verde, al ras y sin un solo bache más una tribuna con cómodas butacas –que por desgracia sólo alojaron a una única espectadora- formaban el clima ideal.
Los dirigidos por Anguila Rub aceptaron el convite y jugaron el partido como debían hacerlo: cuchillo entre los dientes para recuperar la pelota y libertad para gestar juego. De a poco, el equipo se fue amoldando al extenso terreno y encontró el ritmo del partido. En la etapa inicial contó con las mejoras chances, pero el arquero Jirafa rival y las definiciones erráticos impidieron la apertura del score. La más clara fue para Ruso Sánchez Pete en una jugada antológica. Arrancó el Ratón Mikey desde la derecha, tocó hacia la banda izquierda y la bola le llegó a Quiquim Barbieri que, con paciencia, alargó para Lorito. Cofiman cedió para Pesimista KK que giró cual bailarín y habilitó a Ruso, quien buscó esquinar el remate, pero encontró una segura tapada de Jirafa. Cucurucho (recibió su quinta amarilla) lo tuvo en dos ocasiones, pero Torbellino Mengual definió por arriba del travesaño. Yorugua Amigo cruzó la aduana de mitad de cancha y también estuvo cerca con un remate potente.
En el complemento, el encuentro siguió con la misma tesitura: Scholem buscaba romper el cerco defensivo y Cissab intentaba salir rápido de contra. Pesimista, de gran noche, pasó de volante y empezó crear peligro por su KKsenda. El doble cinco ganaba el mediocampo y Cucurucho, con sus interminables y desordenados zigzagueos, pinchaba por derecha. Sólo le faltó algo más de explosión en los metros finales.
Promediando el complemento, Gonzalo Tinelli bajó un centro medido de Maza Ae Rambao, otro destacado, y Quiquim no pudo soplarla para cantar el primero. Pero los Rub Boys pecaron y los locales facturaron. Una mala salida desde el fondo encontró mal parada a la defensa y el Indio Malinowsky puso el 1 a 0. Parecía que el partido, y las ilusiones del Scholem, se terminaban. Daba la sensación de ser de aquellos partidos caratulados como “el que hace gol gana”.
El árbitro, de lo mejor del torneo, levantó cuatro dedos. Con la paciencia y el orden que lo caracterizó, el combinado azul y rojo se chocó con el empate en el descuento. Después de una buena jugada, Tailandés Furman encontró espacio y tiró un centro rasante que, con todo el suspenso, Xanti logró empujar al gol.
No hubo tiempo para más. El tanto había llegado excesivamente tarde. Sin embargo, Scholem se fue con la cabeza en alto, sabiendo que batalló y agotó todos los caminos del triunfo. Desde los once iniciales hasta los cinco cambios lucharon a brazo partido. Pero el fútbol, en el corto plazo, no entiende de meritocracia, sino de resultados.
Los once: Clemente Besquin; Ratón Mikey (Cucuruchito Mengual), Maza Rambao, Quiquim Barbieri; Cucurucho Mengual, Yorugua Amigo, Pumita Santa (Jairzinho Da Silva), Lorito Cofiman (Xanti), Ruso Sánchez Pete (Tailandés Furman); Chileno Fox (Gonzalo Tinelli) y Pesimista KK.
PREMIOS SCHOLÉ
Messidona. Amigo de nadie y Adrián Perito Moreno. Increíble pero Rial, el Yoru fue un motorcito, también inteligente para entregar y hasta se animó a patear a al arco. Casi no hizo faltas. Pesimista dejó todo, mostró personalidad y buen juego. De los mejores partidos en la institución. Parece que la alta temperatura, le produjo un deshielo en el pecho… ¡que siga el calor!
Fuseti. Gonzalo Tinelli. En su repetido su afán de jugar de delantero, deberá definir su posición. Sus ganas de salir jugando traen más malas que buenas. Debe saber cuándo reventarla o entregarla a tiempo para no arriesgar. Su error costó caro en un partido que parecía favorable.
Adonai. Los mosquitos. El domingo estuvieron a full, pero, engañados por el cambio de horario, el martes ni aparecieron.
Franquito. Vacante. A pesar de tratarse de una final los dos equipos fueron leales. Nunca pegaron ni trataron de sacar ventajas fuera o dentro de la cancha ¡Aplausos!
Los premios y castigos fueron elaborados por Lorito Cofiman, quien con vehemencia pidió entregarlos. La Redacción.
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