Sholem sigue de capa caída. Esta vez, cayó 2-0 frente a DesaSosiego y no levanta cabeza. En Reserva, el Tricolor igualó 2-2 gracias a los gritos de Jairzinho Da Silva. Pudo volver al triunfo, pero malogró sus chances ¿El peor enemigo? Acostumbrarse a no ganar.
Algunas miradas al piso, otras al cielo y con cierto fastidio. Apretones de mano, tibios saludos, algún murmullo de bronca y una sentencia: nadie festeja. Ni Sholem de Buenos Aires ni los rivales. El empate 2-2 no conformó a ninguno y causó un semblante confuso, raro. A la mitad del vaso (¿Vasito?) vacío le faltan dos puntos. La victoria ante DesaSosiego estaba ahí, al alcance de la mano, cerquita. El Trico pudo romper su maleficio y volver a sumar de a tres, pero falló en los metros finales. Y se fue de Monte Grande con un extraña sensación.
Sin embargo, el vaso medio lleno invita a creer, a mantener la confianza para asomar la cabeza. Porque el equipo de Anguila Rub-Bambilardo Palorossi levantó -no una sino dos veces- un resultado adverso. Porque tuvo orden, juego y funcionamiento. Porque, al igual que en el empate ante Barchota, generó al menos ocho ocasiones claras de gol. Y nunca se dio por vencido. Por ahora, el esfuerzo sirvió para cosechar dos porotos y una cuota de molestar. La sensación es que la Reserva necesita desahogarse para tomar vuelo y, para ello, nada mejor que aferrarse a los signos positivos que evidencia.
Messidona. Jairzinho. Está en un gran momento. Lastima por derecha, aporta en defensa y, ahora, también regala goles. Da Silva está dadivoso, on fire. Un derechazo furibundo -afirman que emuló a Luis Fabiano- y un cabezazo en el segundo palo decretaron el 2-2 del Tricolor de Monte Grande. Que no decaiga!
Fussetti. Dentro de la cancha, impecable. Ida y vuelta por su andarivel, centros precisos y un gran esfuerzo. Fuera de los límites, quedó en deuda. No trajo ni siquiera una porción de torta en el día de su cumple, lo incitaron a comprar unas golosinas y se negó. Además, quiso amedrentar a quienes lo sacudieron antes del inicio del juego. Roja directa!
Franquito. Ausente con aviso. El duelo careció de juego fuerte, patadas desmedidas o encontronazos. Se disputó al límite, con dientes apretados, pero sin mala intención. La tabla de patadones, sólo registró un planchazo sobre el goleador Jairzinho. Después se vengó con sus dos gritos.


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