La Reserva de Scholem acaparó todas las luces del domingo. Con 9 hombres aguantó el partido, se puso en ventaja y logró tres puntos que cortaron una mala racha. Vasito fue el autor del único gol. En tanto, la Primera terminó abatida por 3 a 0 por ciertos errores defensivos y una anemia futbolística cada vez más preocupante.
Federico
"Charrúa"
Amigo
Llegaba golpeado: 4 partidos sin ganar y dos goles a favor. Sin embargo, nunca le sobró empeño ni energía para luchar cada encuentro. Ante SHA fue una muestra cabal de su temple. Con Gonza Tinelli y Cucuruchito Mengual expulsados, Scholem se vio obligado a replegarse atrás, mantener el orden y jugarse todos lo números a la eficacia. Dicho y hecho. En el fondo supo suplir ausencias, encontró seguridad en Clemente Besquin y firmeza en los volantes devenidos en centrales. En el ataque fue puro corazón. Shanti, en una de las tantas bolas que peleó, encontró su merecido premio. Bajó la redonda, hizo varios jueguitos, aguantó con el cuerpo y metió una media vuelta que el uno alcanzó a arañar, pero no a despejar. Allí apareció el oportunista Vasito y tocó al gol. 1 a 0 y delirio en Almafuerte. La Reserva, con 9, conseguía una proeza futbolística.
De allí en más, SHA se despidió del partido. Nunca supo aceptar la derrota y comenzó a pegar patadas y puñetazos hasta quedar con 8 hombres. El Tricolor mantuvo el orden, conservó la templanza y no escatimó en hidalguía para cosechar los tres porotos. Después de varias semanas oscuras, un justísimo logro para un combinado que sigue sorprendiendo gratamente.
En Primera no hubo festejos. Quedó la sensación de que el partido duró hasta la apertura del marcador. Desde ese entonces se entregó a lo que propuso el rival y careció de juego para ir a buscar, al menos, un punto. Con la fuga de ideas en el medio y sin peso en ofensiva, todo ataque de Scholem estuvo librado a los esporádicos arrestos individuales que nunca llegaron. De hecho, las jugadas medianamente diáfanas fueron a través de la fórmula pelota parada y cabezazo.
Promediando el primer tiempo SHA se puso en ventaja. Tras un lateral, el lungo 14 cabeceó solo en el área y decretó el 1 a 0. Unos pocos minutos después la visita elaboró una buena jugada que culminó con algo de fortuna para establecer el 0-2.
La dupla intentó buscar variantes en el banco y metió dos cambios en el entretiempo. Pero Scholem volvió a fallar, como en las últimas fechas, en la gestación de juego. No pudo hilvanar aproximaciones, nunca atacó en bloque ni logró dominar el mediocampo. Encima, SHA volvió a facturar a partir de una desatención en el fondo. Después de un corner, el 10 apareció en soledad para estampar el definitivo 0-3. Hasta el final, si bien es real que arribar al empate era una empresa sumamente complicada, los dirigidos por la dupla jugaron a aguantar el marcador adverso y no perder por una diferencia que pudo ser mayor.
A una fecha del final de la primera etapa, el Tricolor naufraga en su momento más caótico: sumó uno de los últimos 9 porotos en juego, marcó 2 goles y por primera vez en el año perdió dos partidos al hilo. De cara al epilogo de la rueda tendrá el objetivo cortoplacista de recuperar la memoria para no convertir tropezones en sendas caídas. El domingo, en el clásico de los humildes, gozará de su revancha ante Bami.
De allí en más, SHA se despidió del partido. Nunca supo aceptar la derrota y comenzó a pegar patadas y puñetazos hasta quedar con 8 hombres. El Tricolor mantuvo el orden, conservó la templanza y no escatimó en hidalguía para cosechar los tres porotos. Después de varias semanas oscuras, un justísimo logro para un combinado que sigue sorprendiendo gratamente.
En Primera no hubo festejos. Quedó la sensación de que el partido duró hasta la apertura del marcador. Desde ese entonces se entregó a lo que propuso el rival y careció de juego para ir a buscar, al menos, un punto. Con la fuga de ideas en el medio y sin peso en ofensiva, todo ataque de Scholem estuvo librado a los esporádicos arrestos individuales que nunca llegaron. De hecho, las jugadas medianamente diáfanas fueron a través de la fórmula pelota parada y cabezazo.
Promediando el primer tiempo SHA se puso en ventaja. Tras un lateral, el lungo 14 cabeceó solo en el área y decretó el 1 a 0. Unos pocos minutos después la visita elaboró una buena jugada que culminó con algo de fortuna para establecer el 0-2.
La dupla intentó buscar variantes en el banco y metió dos cambios en el entretiempo. Pero Scholem volvió a fallar, como en las últimas fechas, en la gestación de juego. No pudo hilvanar aproximaciones, nunca atacó en bloque ni logró dominar el mediocampo. Encima, SHA volvió a facturar a partir de una desatención en el fondo. Después de un corner, el 10 apareció en soledad para estampar el definitivo 0-3. Hasta el final, si bien es real que arribar al empate era una empresa sumamente complicada, los dirigidos por la dupla jugaron a aguantar el marcador adverso y no perder por una diferencia que pudo ser mayor.
A una fecha del final de la primera etapa, el Tricolor naufraga en su momento más caótico: sumó uno de los últimos 9 porotos en juego, marcó 2 goles y por primera vez en el año perdió dos partidos al hilo. De cara al epilogo de la rueda tendrá el objetivo cortoplacista de recuperar la memoria para no convertir tropezones en sendas caídas. El domingo, en el clásico de los humildes, gozará de su revancha ante Bami.
Messidona. La Reserva. Se llevó los tres puntos gracias a su voluntad inconmensurable y al orden irrestricto. Con dos jugadores menos alcanzó la ventaja y supo sacar de quicio al rival. A seguir en el camino del triunfo.
Fusetti. Anguila Rub. En la semana aseguró que el físico de Lorito sólo le permitía jugar 70 minutos plenos. Sin embargo, vendió sus palabras al mejor postor y Cofiman jugó todo el encuentro ¡Rub, basta de tus mentiras!
Adonai. Shanti. Fue el símbolo de la entrega del equipo. Ante las expulsiones, le tocó luchar solo y nunca ahorró energía. Corrió cada bola, llegó a todas las dividas y elaboró la jugada del gol.


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